En el tren rumbo a Hannover Skonja y yo nos sentamos frente a una chica de unos 14 años. Se encontraba justo en la flor de la vida, y me llamó la atención, por que llevaba en todo su atuendo, y hasta en la maleta, la marca Joola impresa. Se levantó por un momento y nos dejó encargada su maleta. Le dije entonces a Skonja que muy probablemente, a juzgar por su equipo Joola, jugaba tenis de mesa -eso sería interesante para nosotros, por que hace unos meses compré una mesa y jugamos frecuentemente- Skonja lanza una risa al aire y me dice “yo tengo una maleta de coca cola y no tomo coca cola”. Le doy la razón y sigo conversando con ella. La chica regresa. En nuestra conversación, sin querer menciono el tema de ping pong haciendo referencia a un compañero del trabajo con quién suelo jugar a menudo. Fué cuando la chica nos pregunta muy interesada: “¿ustedes juegan tenis de mesa?”.
Sostuvimos con ella una muy amena conversación matutina. Se llamaba Konstanze y se dirigía a un torneo de tenis de mesa. Resulta que la angelita juega en la primera división de Alemania e intenta clasificarse para las próximas olimpiadas. Entre timidéz y orgullo mezclados, nos contó que entrena 6 veces a la semana 4 horas diarias, y que jugaba desde hace 7 años. ¡Lleva la mitad de su vida jugando!
En el mismo vagón iban unos jóvenes hasta el copete de borrachos. Sin decir mas, uno de ellos se sienta junto a Konstanze (y frente a mi). Llevaba una cerveza en la mano. El tipo andaba en plan de conquistador y nada le importó para sentarse junto a la chica y hablar con ella. Nosotros lo tomamos con mucha naturalidad. Konstanze le pregunta: “¿cuántas cervezas has tomado además de esa (señalando la que traía en la mano)?”. El tipo se queda pensando largo rato. Se voltea hacia la jóven lentamente y se encoge de hombros. Skonja luego le dice: “¡Te apuesto a que no has dormido en toda la noche”. El parrandero en cuestión la encara replicando: “¡Hablas como si fueses mi mamá!”. Lo miro directo a los ojos y le digo: “Lo que tú no sabes es que conocemos a tu mamá, y le vamos a contar que te encontramos”. Me queda mirando. Por un instante hace una mueca como antes de romper en llanto, pero rectifica; se levanta del asiento y declara indignado (con voz de borracho): “Me voy. No me siento agusto entre ustedes”. Los tres que nos quedamos reimos hasta poco antes de llegar a nuestro destino.
Al despedirnos, saqué apresuradamente una hoja de papel de mi billetera, y probé que el bolígrafo que llevaba conmigo escribiera. Iba a extender ambos hacia Konstanze cuando Skonja me mira muy seria, reprobando mi acción con un movimiento enérgico de cabeza. No obstante yo estaba resuelto a hacerlo. Skonja me miraba ya realmente molesta. ¿Cómo me podía atrever a pedirle su e-mail a esa inocente niña? pensaba, (Nota mental: Hace unos cuantos siglos los reyes contraían nupcias con jovencitas de 14 o 15 años. ¿En qué momento entonces se torció la histora?”).
Nada me detuvo para darle la hoja y el bolígrafo. Ella me mira desconcertada. No sabe qué hacer con ellos. “Danos por favor tu autógrafo. En unos años vas a ser de seguro famosa. Quiero tener tu primer autógrafo” le expliqué. Skonja exhaló aire tranquilizándose. Ella me lo dió muy sonriente y sonrojada. Le deseamos suerte y bajamos del tren.
Una joven de 14 años ya no es una niña, sino una adolescente, aunque los medios de comunicación se sefuerzen en hacernos creer que la adolescencia comienza a los 18 y que antes de esta edad, todos son niños. Por siglos las relaciones sentimentales entre adultos y adolescentes han sido la norma hasta hace un poco mas de un siglo que ciertos grupos comenzaron a hacer presión para satanizar hasta la más mínima demostración de atracción hacia una adolescente menor de 18 años. Sin embargo, desde un punto de vista naturalista la atracción hacia chicas de 14 que ya han entrado a la pubertad es totalmente normal e incluso aceptado por cualquier psicólogo o científico honesto que haya estudiado a fondo este tema. Te podría contar exactamente el porqué de esta malintencionada pero ampliamente practicada infantilización de la adolescencia pero creo que acabaría escribieno un post mas largo que los tuyos. Solo te puedo decir que esto tiene su raíz en la incorporación de la mujer al mercado de trabajo así como en intereses de ciertas elites que tienen el poder económico en el mundo. Pero bueno, tú no te sientas mal por lo que hiciste. Actuaste dentro del marco legal de la naturaleza e incluso hasta religiosamente legal. La Biblia y el Islam aceptan este tipo de relaciones. Dicen que Maria tenia 14 años cuando Dios puso a Cristo dentro de su vientre. Ella se casó a los 13 con José de 35. El profeta Mohammed tambien se casó con una jovencita.