Desde nuestra partida hacia Tenerife, Skonja y yo teníamos ya una misión cuyo nombre clave era: Mariposa.
La misión mariposa consistía en visitar una villa, o más bien un lugar que lleva el nombre Mariposa y que no aparece en las guías de turistas. De hecho ni siquiera el personal en la recepción del hotel lo conocía. "Debe ser el mariposario" nos decían. Nosotros no quitamos el dedo del renglón y después de preguntar a moros y cristianos marcamos con una cruz el poblado de Escalona en nuestro mapa, implementamos la logística para llegar a ese sitio y le asignamos una fecha.
La excursión había sido iniciativa de Skonja. Ella oyó por primera vez hablar de ese lugar en un documental. Mi papel era financiar la expedición, para ello habíamos llegado a las islas Canarias. Así pues ella habrá sido el Howard Carter y yo el lord Carnarvon de la expedición.
La primera escala en la búsqueda fué en el pueblo los Cristianos, que es ahora el centro turístico por antonomasia. Ese día la buena vibra iba con nosotros y todo marchaba conforme al plan. Casualmente los dos íbamos con camisetas naranja. Quizá por eso un tipo en la calle nos preguntó si veníamos de Holanda. A coro le respondimos que no. ¿Son alemanes? nos inquirió, pero igualmente lo negamos (nótese que Skonja negó la cruz de su parroquia). El tipo, que en un principio nos habrá querido dar propaganda, caminaba tras de nosotros más intrigado que dado a la tarea de tapizarnos con folletos. Bueno me rindo ¿de dónde vienen? Le dijimos – de México- otra vez a coro. Hizó una exclamación como habiendo sido positivamente sorprendido, nos dijo en español "¡Hasta luego" se dió la media vuelta y se multiplicäo por cero.
Montados ya en la guagua conocimos a un matrimonia alemán y con algunos años encima. Les preguntamos si sabían dónde estaba Mariposa y les mostramos el mapa con la "X" en el sitio dónde supuestamente se habría de encontrar. Nos dieron pelos y señales de como llegar. Incluso nos recomendaron atravesar a pié los pueblos de Arona y Tunez hasta llegar al Valle de San Lorenzo, comer ahí en un restorán llamado Paraiso y emprender el regreso desde ahí con la línea 416 hacia los Cristianos. Nos contaron que el lugar había sido fundado por un alemán, y cuando regresamos todo sucedió exactamente como ellos nos habían dicho. La mala noticia fué que, como cualquier cosa que tenga que ver con teutones, hay que hacer una cita primero para poder visitar ese sitio. Desde luego nosotros no habíamos hecho cita alguna.
Al bajar de la guagua en el poblado de Arona y comenzar nuestro trayecto a pie, una señora que, junto con muy probablemente su marido, y que tenían toda la pinta de los turistas que pensábamos habíamos dejado millas atrás, nos pregunta en inglés por el centro de Arona. Nosotros no teníamos idea alguna. ¿Cómo podríamos saberlo si no llevábamos mas de 30 segundos en ese lugar? nos disculpamos por no saberlo, y dispusimos para hacernos a la marcha. Es entonces cuando Skonja Carter me propone invitarlos a que se unan en la misión mariposa. Evaluo la situación y acepto gustoso. Así conocimos a Jeff y Pat, un matrimonio inglés que llevan 42 años de casados.
Les contamos nuestro plan de ir a Mariposa y como Arona no parecía ser el pueblito pintoresco que prometía su lonely planet, se nos unieron. Jeff había sido soldado británico, e incluso estuvo acuartelado en Berlin en los tiempos del muro. Pat sintió simpatía por nosotros y de inmediato nos adoptó. Así que Carter y Carnarvon llevaban tras de sí a sus padres adoptivos en la expedición, quienes se esforzaban por entender español. Mas tarde revelaron que en lugar de "mariposa" ellos entendían algo como "Harry Potter" ¿Sería debido a la extraña acústica del lugar?
Mientras caminábamos hacia nuestro objetivo, las nubes estaban al alcance de nuestra mano y el mar se tendía a nuestros pies en la lejanía. Un silencio bucólico lo cubría todo. No había ruido de autos, ni siquiera de personas. Sólo se escuchaba a los perros ladrar. Me detuve ante una puerta dónde conversaban dos viejos para preguntar por Mariposa. amablemente me señalaron un huerto a unos 500 metros y me explicaron como llegar. Cinco minutos después nos encontrábamos frente a Mariposa.
El único detalle es que parecía no haber nadie. No obstante, nos regodeábamos con haber podido llegar y conocer el sitio. Skonja fascinada miraba sobre el muro de piedra. Le pregunté que era lo que veía y me respondió: "veo cosas maravillosas".
Tomaba unas fotos y al girarme hacia la entrada, veo que la puerta de la reja dónde se leía en letras grandes "MARIPOSA" ¡estaba abierta de para en par! Incluso nuestros padres adoptivos y
Skonja se encontraban ya dentro y me invitaban a entrar con ellos. Frente a mi se extendía la tranquilidad de un jardín seductor. No pude resistir y traspasé el umbral. Sabía que lo que hacíamos era invadir propiedad privada pero no pude mas. Aunque no veía a nadie, era patente una presencia. Llamaba la atención el trabajo, tiempo y amor que su o sus creadores habían invertido en ese sitio. Un verdadero bosque mágico impregnado de creatividad.
Retrocedo unos pasos para cerrar la reja por decencia. Al hacerlo, las letras del rótulo cambiaron mágicamente de lugar. Desde adentro se puede leer el anagrama PAISAMOR. No cabe duda que era un lugar mágico.